jueves, 26 de abril de 2007

A veces vuelvo

Un cebollento melodrama digno de pasiones (osea indigno), escrito en "honor" a esos típicos ositos blancos rellenos de algodón sintético con corazones de raso rojo y encaje blanco en sus manitas, y a esas rosas con tallo de plástico y pétalos de género con gotas de silicona que algunos ilusos amantes regalan, creyendo que son del gusto de nosotras las mujeres. (No pasa!!!!!)




El sol me despertó, y aún estaba a su lado, acostada en el pasto, como en "Antes del amanecer", claro que no estabamos en Viena, y cerca de nosotros habían dos perros, uno cagando, y un mendigo...Pero no nos importaba, eramos felices viviendo en ese caos urbano, en ese punto de encuentro entre lo más hermoso y lo más bajo del ser humano, en esta ciudad que no miraba en menos a nadie, que nos invitaba a dialogar sobre nuestra historia, tatuada de mensajes revolucionarios y habitada por idealistas que vestian de brillantes colores para estar en armonía con las casas que se aferraban desesperadamente a los cerros, como una madre aferrandose a la convicción de que su hijo tendra una mejor vida que ella.
Mientras lo miraba dormir recordaba la primera vez que lo ví, en el vagón del metro, tocando "Light my fire" con sus compañeros, cantando, sin saberlo, para convertirse en la perpetua banda sonora de mi vida...Ese hombre debiera estar enmarcado en un galería de arte...
Pero aquí vamos, aquí vamos otra vez...¡¿Por qué, suerte maldita?!¿Por qué este puto y loco afán autodestructivo me nubla el cielo nuevamente?
De esa noche recuerdo todo: Carolina se fué temprano, e insistiendo en que Diego y yo nos quedaramos en el bar, que siguieramos carreteando y que por ella no nos preocupáramos. Horas despues ni siquiera recordábamos su nombre.
Bailamos en las veredas de cada cuadra en en donde había escrita una consigna, nos fuimos rodando por el medio de la calle hasta la playa e hicimos una carrera hasta el mar, y nos bañamos en su sal, y hasta me revolqué en la arena, cosa que odio, pero así de enamorada estaba.
Agotamos cada momento cursi, nos besamos mientras "tomabamos luna", mientras la ciudad dormía, mientras los perros soñaban con sus pulgas y los pájaros enjaulados con volar hacia la libertad, mientras los astros titilaban azules a lo lejos. Mientras Carolina dormía.
Flotamos haste el Parque Italia,y proseguimos allí, asilados por la oscuridad de la noche y embriagados de amor, con nuestro delito pasional, con nuestro crimen, con nuestra felonía.
Ya era tarde, o temprano, a esa hora ya no se sabe, cuando el ejercito del cansancio le ganó la batalla a la mamonidad, y, cuando sus ojos se cerraron al fin, me empezó a importar lo maricona que era, pero ya era demasido tarde.
De sus ojos había nacido para mi nuevo comprender, nunca había amado a ningún hombre, siempre me he alejado de quien me ama, tal vez por miedo, tal vez por soberbia, da lo mismo, da lo mismo que lo ame desde que lo ví, que nadie lo vaya a querer como yo, que por él y por la libertad podría morir, lo único que importa es que es el marido de la Caro, de mi parner, de mi hermana de espíritu, y me la cagué. Pero lo único que podía hacer en ese momento era dormir.
Vuelvo al punto en que el sol me despertó. Por alguna extraña razón dormí tranquila, pero esa fué la última noche que dormí tranquila.
Ahora estaba despierta y ya no seguíamos jugando a ser felices. "Ahora tienes que enfrentar la realidad", me repetía incesante una voz que emanaba de mi conciencia como un gas mortal, pero al darme vuelta y encontrarme con las facciones perfectas de mi rockstar de transporte público supe que no iba a ser capaz de enfrentar a la Caro, y menos de negar mi amor.
Recogí mis pertencias, mis ideales, mis ilusiones y mis planes, y me fuí de la plaza, dándole un último y apasionado beso al que sería por siempre mi amor, al que viviría en mis recuerdos gracias a las bataclanas jugadas del destino, alejándome para no volver en muchos años más a esta ciudad que me es tan amada.

Esa noche me dejó muchos recuerdos dulces y consecuencias amargas...Huir me pareció lo mejor en ese momento. Ahora me doy cuenta de que no sólo fuí maricona, sino cabarde también.
Es tan corto el amor y tan largo en olvido.


Imagen del día:
Emir Kusturiça, un genio del cine
y de la música: le filma, le compone
y hasta le enseña.

?





No hay comentarios: